martes, 13 de noviembre de 2007

Texto de contratapa a la edición francesa de "Le mythe individuel du nevrosé..." (Seuil, 2007)

"Aprendí muchas cosas de Lévi-Strauss", dice Lacan. En principio, que la estructura simbólica domina. ¿Qué cosa? Lo social, las relaciones de parentesco, la ideología, pero también, para cada quien, su relación al mundo, sus relaciones sensibles, su complejo familiar. Sólo después los escenarios imaginarios, a saber los mitos y los ritos que fundan, son necesarios para velar las contradicciones de la realidad económica y social. Tercera lección: esas formaciones se transforman; lo hacen siguiendo leyes que son matemáticas.
Lacan convierte esas lecciones en psicoanálisis. Capturado por un real imposible de simbolizar, el sujeto produce un escenario fantasmático que pone en escena un comportamiento estilizado, el que puede tomar el aspecto de una verdadera ceremonia, incluso acompañarse de un breve delirio. La superposición del caso freudiano del Hombre de las Ratas con un episodio de la juventud de Goethe, su pasión por la bella Frédérique, permite deducir la fórmula del fantasma en el neurótico: cada vez que alcanza a coincidir consigo mismo, su partenaire sexual se desdobla; y cuando su vida amorosa se unifica, es entonces que aparece un doble narcisístico, viviendo por procuración en su lugar.

Otros dos textos completan la célebre conferencia que da su título al volumen: una exposición acerca de la función religiosa del símbolo, ocasión de un desopilante diálogo con Mircea Eliade; y una pregunta planteada a Lévi-Strauss acerca de la relación entre los mitos y la estructura concreta de las sociedades primitivas.


Jacques-Alain Miller.
(traducción PP).